Al disolverse las fuerzas reunidas por el Virrey Santiago de Liniers, quien encabezaba la Contrarrevolución de Córdoba, el teniente Albariño tomó prisioneros en Ambargasta a los líderes del movimiento Juan Gutiérrez de la Concha, Santiago Allende, el asesor Rodríguez y el secretario Moreno, quienes pretendían unirse al ejército Goyeneche en el Alto Perú.
Albariño regresó al ejército con el grado de teniente coronel.
Para controlar el territorio dividió sus fuerzas en pequeñas partidas, lo que demostró ser un error.
Capitaneados por el sargento mayor Santiago Cárdenas y por fray Antonio Aragonés, cura de Vehira, obtuvieron refuerzos levantando las partidas en Tabatinga, Loreto, Pevas, Nauta, San Regis, Lagunas y Balsapuerto, donde fusilaron al capitán patriota Juan Manuel Mollinedo y a seis soldados.
La resistencia se mantuvo hasta las 5 de la tarde, en que los realistas tomaron la ciudad.