[9] Viaja más de noche, pero no es un migrador estrictamente nocturno: vuela parcialmente durante el día tanto en otoño como en primavera.
[9] La ruta migratoria continúa desde el sudeste de Estados Unidos a través del Caribe hacia Sudamérica, con paradas en Cuba y Jamaica.
[9][21] En Cuba, Juan C. Gundlach registró su llegada en septiembre en inmensas bandadas, que permanecían solo durante un corto período antes de retomar su viaje al sur.
Comparativamente pocos individuos parecen viajar tan hacia el este como para atravesar las Antillas Menores.
[16] Aparentemente, la especie es nómada en su área de distribución sudamericana y la migración al sur podría no estar completa sino hasta enero.
[9] Los charlatanes emprenden su migración al norte a comienzos de abril, aunque algunos individuos pueden quedarse en sus cuarteles invernales hasta mayo.
Gundlach constató su arribo a Cuba en mayo y detalló que se quedaban en la isla por pocos días.
[31][32] Los charlatanes viven en hábitats agrícolas de baja intensidad productiva, como henares y pasturas, durante la temporada reproductiva.
En el este de la provincia de Santa Fe (Argentina), los sitios más deprimidos e inundables sustentan comunidades densas y de alto porte —mayores a 1,5 m— que son dominadas por juncos (Schoenoplectus californicus), totoras (Typha domingensis) y huajós (Thalia multiflora) y que generalmente contienen numerosas especies acuáticas arraigadas, como la saeta (Sagittaria montevidensis), o flotantes, como el repollito del agua (Pistia stratiotes).
[4] En Bolivia, se han descubierto dormideros en humedales dominados por juncos (Schoenoplectus californicus) y papiros (Cyperus papyrus), una especie introducida.
En los bordes de dichas formaciones, crece con frecuencia la rama negra (Sesbania virgata), un arbusto utilizado como percha por el charlatán.
Las bandadas suelen ser tan numerosas que por momentos ennegrecen el cielo, convirtiéndose, debido a sus movimientos alternadamente espiralados y en enjambre, en un llamativo espectáculo.
Existen registros de charlatanes en compañía de varilleros negros (Agelasticus cyanopus), varilleros congos (Chrysomus ruficapillus), pecho amarillos chicos (Pseudoleistes virescens) e incluso ictéridos que típicamente no habitan en pantanos como el tordo músico (Agelaioides badius) y el pecho colorado (Sturnella superciliaris).
Otras plantas de cuyas semillas se alimentan en junio en ese estado son Achillea millefolium, Cirsium arvense, Malva moschata, Potentilla glometrata, Rumex crispus y Thermopsis montana.
[40] El macho corteja a la hembra en una postura también adoptada por otros ictéridos: la cabeza baja, las plumas del cuello infladas, la cola desplegada y las alas arqueadas hacia abajo, exhibiendo las notorias manchas blancas en sus hombros.
[12][25][46] Por otro lado, en el sudeste de Oregón, Wittenberger encontró que los machos poligínicos aprovisionaban regularmente tanto los nidos primarios como los secundarios.
[46] Las hembras secundarias han desarrollado diversas adaptaciones para hacer frente a la reducida asistencia del macho en sus nidos.
La asistencia parcial del macho en casos en los que las nidadas secundarias son excepcionalmente numerosas también es importante, contribuyendo a optimizar el desempeño reproductivo de las aves emparejadas poligínicamente.
Esto les permite además seleccionar alimentos más grandes y nutritivos para traer de regreso.
Inversamente, la menor contribución de los machos se produce cuando el alimento abunda y las condiciones meteorológicas son buenas.
[25] En los nidos primarios, la atención brindada —entendida como el tiempo que los adultos pasaban en estos empollando o alimentando los polluelos, representando la primera actividad un mayor proporción de tiempo— variaba en pequeña medida a lo largo del día.
Sin embargo, bajo condiciones atmosféricas desfavorables, los requerimientos de calor permanecen altos durante todo el día.
En los años en los que los polluelos primarios abandonan el nido con pesos elevados y no abren sus picos muy efusivamente al acercarse el investigador al nido —ambas, señales de un buen estado nutricional—, los machos poligínicos comienzan a alimentar a los polluelos secundarios pasados menos días desde su nacimiento.
[32] Las observaciones sugieren que no solo los machos sino también las hembras buscaban activamente copular con individuos distintos de sus compañeros.
Por ejemplo, los machos podrían haber tenido más interés en copular con hembras mayores dado que su éxito reproductivo anual promedio es superior al de las jóvenes.
Sin embargo, como estos no tenían compañeras eran libres de dedicar todo su tiempo a buscar hembras ajenas con las que copular.
Asimismo, los charlatanes se reproducen en hábitats más abiertos, lo que quizá les facilite la detección de intrusos.
No obstante ello, el charlatán está protegido a nivel local en algunas partes de América del Norte y ha sido declarado especie amenazada en Argentina.
[7][21][30] Además, en Argentina es habitual su captura y su posterior venta como mascota, actividad que data desde al menos principios del siglo XX.
[8] Cabe destacar que el charlatán parece tener un impacto sobre los cultivos de arroz mucho menor al percibido por los agricultores.