[1] Las tensiones que ya desde el siglo XIX habían afectado al imperio se vieron agravadas por la guerra mundial, con sus reveses militares y penurias en la retaguardia.
[2][3] En el frente oriental las tropas checas y eslovacas desertaban en gran número, llegando a formar la llamada Legión Checoslovaca con unos cincuenta mil soldados que se batían por la Triple Entente.
[2] Otras medidas liberalizadoras llevadas a cabo en Cisleitania como la reunión del Parlamento y la moderación de la censura solo sirvieron para atizar la agitación nacionalista.
[8] Las reformas militares habían incluido no solo el relevo de Franz Conrad von Hötzendorf al frente del Estado Mayor y su sustitución por un general más influenciable, sino también la asunción por el monarca de la jefatura del Ejército, acto que disgustó al mando militar, que vio menguar su influencia en favor del soberano.
[12] El nacionalismo de las minorías se acentuó: los diputados eslavos abogaban ya abiertamente por la independencia, aprovechando su inmunidad parlamentaria.
[14] Las autoridades se mantuvieron firmes en defender el sistema dual de 1867 ante las exigencias nacionalistas, lo que impedía todo acuerdo, aunque carecían del poder político y militar para aplastar a la oposición.
[15] En el noreste, la satisfacción de los nacionalistas rutenos por la promesa gubernamental de dividir Galitzia disgustó profundamente a sus homólogos polacos, que esperaban incorporar toda la región a la futura Polonia reconstituida, bien por los Imperios Centrales o por los Aliados.
[17] Representantes polacos en Varsovia proclamaron el día 7 la próxima formación de un Gobierno nacional[19] y un Parlamento libre.
Los rutenos se reunieron el mismo día en Leópolis para elegir su propia junta nacional.
[21] Los diputados alemanes del imperio se reunieron como parlamento provisional y declararon la independencia el 21 de octubre, el mismo día que se recibió la respuesta del presidente norteamericano a la demanda de paz austro-germana.
[19][21] Los estadounidenses, franceses y británicos rechazaron la reorganización territorial basada en la autonomía de las regiones.
[21] Al día siguiente, el consejo nacional eslovaco se mostró a favor de la unión de checos y eslovacos y se formó un consejo nacional conjunto en Praga.
[24] El mismo día abandonó Viena y se trasladó a un pabellón de caza en Eckartsau.
[21] El 13 de noviembre, el mismo día que la delegación húngara lograba la renuncia a los derechos del emperador en su refugio en Eckartsau, el nuevo Gobierno del conde Mihály Károlyi firmaba un armisticio separado con la Entente en Belgrado.