Su fracaso cinco meses más tarde produjo un nuevo cambio político: la proclamación de una república soviética.
[9][5][6][8] Solicitaba también la aplicación de medidas para evitar la hambruna, una reforma agraria y el embargo parcial del capital.
[5][6][8] La abolición de la censura militar el día anterior permitió la publicación del manifiesto sin dificultad.
[10] Károlyi no deseaba aún romper las relaciones con el monarca y pretendía ser nombrado primer ministro por este.
[5] El 27 de octubre Károlyi regresó a Budapest, siendo recibido por una gran multitud que le acogió cantando «La Marsellesa» y que le consideraba el caudillo de una revolución inevitable.
[13] Los alemanes expresaron su intención de pasar a controlar los territorios austro-germanos el 31.
[12] Esa misma tarde, tropas leales al Gobierno asaltaron la sede del consejo de los soldados, formado el mismo día que el consejo nacional y considerado peligroso para la moral del Ejército, pero los dirigentes no fueron capturados al haber huido gracias a un aviso.
[5] Para entonces la administración civil y gran parte de la población respaldaba al consejo nacional.
[16] Al conocerse la noticia del nombramiento de Hadik se retomaron las protestas el día 30.
[17] Las primeras tropas en amotinarse habían sido las de la 32.ª Brigada, que fueron desarmadas y detenidas.
[15] La prisión militar fue tomada y varios presos, algunos miembros del consejo de soldados, liberados.
[5][19][18] La sede del consejo se hallaba indefensa y sus miembros temían poder ser arrestados en cualquier instante, como les auguraba el comandante de la guarnición.
[18] El dirigente radical Oszkár Jászi declaró más tarde la preocupación del consejo al recibir la noticia del levantamiento, mientras que su colega socialista Zsigmond Kunfi estaba convencido de que serían ahorcados a la mañana siguiente.
[18] Carlos aceptó la recomendación de Hadik y habló con el archiduque para que comenzase las conversaciones con Károlyi.
[22] El Gobierno, que no deseaba establecer la república sin la aquiescencia del rey, envió una delegación para lograr su abdicación.
[25] Las dos cámaras del parlamento húngaro, que no se habían reunido desde el estallido de la revolución, aceptaron disolverse.