El acuerdo, que debía regular las relaciones entre el nuevo Gobierno republicano de Hungría (aún no reconocido) y los Aliados, fue sistemáticamente infringido, lo que llevó finalmente a la renuncia del Gobierno de Károlyi en marzo y a la proclamación de la República Soviética Húngara.
Este nuevo gabinete esperaba poder mantener la unidad territorial del antiguo reino húngaro.
Las continuas cesiones acabaron por minar su prestigio nacional y en marzo se negó a aceptar un nuevo retroceso de la línea que separaba a las unidades militares húngaras de las rumanas.
[5] Esta no incluía los territorios húngaros, ya que el principal objetivo de los Aliados era llevar a cabo un ataque contra Alemania, que aún no se había rendido,[6] a través de la mitad austriaca.
[7] Este temía que si las tropas serbias o checoslovacas ocupaban territorios en su avance contra los alemanes acabarían por anexionárselos.
[9] El día 5, los comandantes del 1.er y 2.º ejércitos serbios recibieron permiso para avanzar.
[5] Los representantes húngaros viajaban dispuestos a solicitar la ocupación del país por tropas que no perteneciesen a los países vecinos si no lograban detener el avance aliado.
[11] Ese mismo día, las tropas serbias comenzaban a tomar el control de la Voivodina.
[15] Un telegrama sobre ambos puntos se envió al presidente francés, con el permiso del mariscal.
[19] Károlyi defendió la firma inmediata, pero el Gobierno prefirió esperar la respuesta del presidente francés Clemenceau a las consultas de la noche del 6, que D'Esperey comunicó el día 12.
[20] En el norte, algunos legionarios checoslovacos ocuparon distritos reclamados por el Consejo Nacional Eslovaco, sin encontrar resistencia, acontecimiento que llevó a la dimisión del pacifista ministro de Defensa húngaro, Linder, y al comienzo del rearme húngaro.
[21] El 9 D'Esperey regresó a Niš y los dos delegados húngaros que habían permanecido originalmente en Belgrado tampoco se hallaban en la ciudad, mientras las operaciones militares continuaban, para satisfacción serbia.
[22] Ese mismo día, tropas serbias entraban en Novi Sad, aclamados por la población.
[23] El general francés viajó a Belgrado dos días más tarde para la firma del documento.
[5][25][21] No había modificaciones en el norte, zona sin interés militar en aquel momento.
[24] No se establecía zona de ocupación en el norte del país.
[5][21] La policía y gendarmería húngaras debían permanecer en las zonas evacuadas para asegurar el orden.
[28] Infringiendo los términos del armisticio, las autoridades militares serbias subordinaron la administración civil al recién creado Estado de los Eslovenos, Croatas y Serbios; se despidió a la mayoría de los funcionarios y gendarmes que no habían huido.
[30] Milan Hodža, enviado checoslovaco en Budapest, había comenzado —por su parte y sin autorización del Gobierno de Praga— a negociar la frontera húngaro-checoslovaca ya el 25 de noviembre, con el apoyo del Consejo Nacional Eslovaco.
[30] El Ejército húngaro comenzó a retirarse de las zonas acordadas, seguido lentamente por dos divisiones checas al mando de oficiales italianos, que empezaron a tomar el control del territorio.
[31] En noviembre se creó en Budapest el Consejo Nacional Székely para tratar de mantener el control de Transilvania en lo posible, encabezado por los magnates transilvanos condes Esteban Bethlen y Pál Teleki.
[32] Los partidarios de la resistencia al avance rumano creyeron poder contar con el apoyo del ejército alemán en la región, al mando del general August von Mackensen, pero no recibieron el respaldo de Károlyi, que deseaba evitar un conflicto abierto con el Gobierno de Bucarest.
[33] La retirada húngara al norte del Maros fue muy rápida ya que Hungría no[34] contaba con unidades regulares en la región.
[33] Ocupada aún por tropas alemanas y austrohúngaras, Rumanía no pudo al principio aprovechar las ventajas que le ofrecía el armisticio de noviembre para ocupar la zona evacuada.
[33] En diciembre las tropas regulares rumanas en Transilvania no sobrepasaban los diez mil hombres, por lo que las autoridades utilizaron unidades irregulares de voluntarios locales, los «guardias nacionales rumanos», que operaban a ambos lados de la línea del armisticio.
[40] Budapest trató infructuosamente de ceñirse a las condiciones del armisticio, que limitaba el avance rumano y permitía conservar la antigua administración austrohúngara, pero Bucarest reclamaba los territorios que se le habían prometido en el Tratado de Bucarest, rechazaba la validez del armisticio, justificaba la extensión de la administración rumana en Transilvania alegando desórdenes y agitación bolchevique en la región y contaba con el decidido respaldo del general francés Berthelot.
[47][45] Según avanzaban sus fuerzas, Bucarest también sustituía al funcionariado magiar, en especial a los prefectos y gendarmes, salvo en los distritos de clara mayoría húngara.
[47] A mediados de enero, la división magiar decidió no retroceder más y se estabilizó[48] el frente hasta abril.