[1] Con aproximadamente 10 años de vida quedó huérfana al fallecer su progenitor con 80 años en 1678, por lo que su madre viuda se dedicó a su crianza y también a la de sus hermanos y medios hermanos.
[3] Por otro lado, su esposo Diego finalmente falleció en el año de 1708 en Popayán, siendo sucedido como alcalde ordinario por don Pedro de Valencia y Aranda (padre del famoso Pedro Agustín de Valencia) el 13 de junio,[4] quedando viuda con 41 años y sin descendencia, sin embargo se logró traer 5 hijos al mundo pero todos ''murieron tiernos'' (murieron en la infancia o al nacer).
[12] Las obras iban por buen camino hasta 1736, cuando el terremoto hecho al suelo gran parte de lo ya construido, por lo que se retomaron enseguida la reedificación a cargo del arquitecto santafereño Gregorio Causí, de igual forma la marquesa se encargó de proveer la necesaria ayuda económica y material.
También se adquirieron nuevas obras de imaginería para adornar los retablos como lo son un San Joaquín, obra española de Pedro Duque Cornejo,[14][15] o una Santa Ana y Santa Cecilia, obras quiteñas, entre otras.
La primitiva iglesia de los agustinos que se venía reformando desde el siglo XVI, no fue sino finalmente por el sismo de 1736 que quedaron tanto el convento como la capilla arrasados, por lo que se vio en la urgente tarea de reconstruirlo todo, tal como se estaba efectuando con los otros templos del centro.