Dinastía XXX de Egipto

La dinastía XXX de Egipto transcurre de 378 a 341 a. C. Los gobernantes de esta dinastía, originaria de Sebennitos, comenzaron expulsando a los persas de Egipto y conquistando Judea, aprovechando la decadencia del Imperio persa; durante unos años hubo una relativa prosperidad en Egipto que permitió un comercio estable, pero no pudieron evitar que un poderoso ejército liderado por Artajerjes III Oco reconquistase Egipto para el Imperio persa en el año 343 a. C., volviendo a convertirlo en un satrapía.

Junto con las dinastías XXVI, XXVII, XXVIII, XXIX, y XXXI constituye el periodo tardío de Egipto.

En el año 365 a. C. Nectanebo convirtió en corregente a su hijo y heredero Teos, que tras la muerte de su padre invadió los territorios del Levante mediterráneo (actuales Siria e Israel) con cierto éxito, hasta que fue depuesto por su hijo Tjahepimu,[1]​ que aprovechó la impopularidad de Teos para nombrar faraón a su propio hijo, Nectanebo II.

[3]​ Aunque Nectanebo dio apoyo a estas revueltas, Artajerjes logró reprimirlas y una vez más fue capaz de invadir Egipto en 343 a. C. Esta segunda invasión tuvo éxito, y Nectanebo se vio obligado a retirarse desde sus posiciones en el Delta del Nilo a Menfis, donde vio que su causa perdida y huyó a Nubia donde encontró refugio en la corte del rey Nastesen, en Napata.

[4]​ Aunque un rebelde, Jababash, se proclamó faraón (338 - 336 a. C.), Nectanebo está considerado como el último faraón autóctono de Egipto, y su marcha marcó el fin de Egipto como entidad independiente.