Entre sus logros se menciona la evangelización en la sierra burgalesa y el establecimiento de religiosos en Barbadillo del Monte.
Esta designación se entiende por el fuerte vínculo que unía al duque de Lerma con la Orden dominica.
Asimismo, construyó las torres norte (4,95 metros) y sur (4,88 metros) que dan un aire majestuoso desde el exterior y se convirtieron en símbolo del palacio, así como la portada principal, que muestra a ambos lados el escudo del religioso.
La primera y segunda plantas también estaban realizadas a modo de galería, aunque en el siglo XVIII se ciegan con ventanas.
El poeta cordobés Luis de Góngora se consideró un fiel admirador del obispo, tal y como demuestra una misiva enviada al clérigo desde Madrid en 1617.
[1]Señor ilustrísimo: Cuanto es mayor el ruido de esta corte, tanto es mayor la soledad que vuestra señoría ilustrísima me hace, echando menos en todo lugar la piedad y benevolencia del santo obispo de Córdoba, cuyo aclamador seré toda mi vida.