Su origen, por recientes estudios, se basa en las tradiciones de adoración a la Pachamama nacidas en Juli en la colonia.El mito narra como el Padre Jesucristo dominaba el reino del bien y su hijo Supaya fue contaminado por el mal.Por ello danzan, festejando cuando se equilibraron las fuerzas porque fue el momento en que el mundo empezó a avanzar.En 1576 llegan los misioneros Jesuitas, quienes dieron jerarquía, autoridad y mayor esplendor a Juli hasta su expulsión en 1737.En los días festivos esta ceremonia se completaba con funciones teatrales, a las cuales ya estaban acostumbrados los aymaras, representándose diálogos, comedias y Auto sacramentales.[6] El director Miguel Rubio Zapata[7] recoge la versión del profesor Edwin Loza Huarachi, danzante y mascarero, quien afirma que la diablada puneña tiene su origen en la Danza del Anchanchu, y es anterior a los autos sacramentales.El personaje incorporó características del diablo europeo, como un fauno con cola y tridente.[8] Al igual que los mascareros bolivianos, los modelos peruanos fueron influenciados por máscaras tibetanas así como elementos de culturas nativas como Sechín, Chavín, Nazca y Mochica;[8] las máscaras fueron mejoradas, incluyendo dragones que denotan influencia asiática.
Arcángel San Miguel venciendo al demonio y la serpiente maligna 1757