Los primeros cristianos llegaron a Islandia con la colonización de la isla durante los siglos IX y X.
Tras llegar en 995 al trono el rey Olaf I de Noruega (que se había convertido al cristianismo un año antes) redobló esfuerzos para cristianizar a Islandia por la fuerza y envió como misionero a Stefnir Þórgilsson, quien destruyó representaciones y santuarios sagrados, lo que lo llevó a ser tan impopular que fue declarado forajido.
Instaló la residencia episcopal en la granja familiar de Skálholt y fundó allí una escuela.
Ögmundur falleció cuando viajaba prisionero en barco hacia Dinamarca en julio de 1542.
[4] Gissur Einarsson fue nombrado formalmente obispo de la Iglesia del Pueblo Danés en 1542 y quedó libre de introducir reformas religiosas luteranas sin oposición en Islandia, pero no logró el progreso que había esperado.
No todos los islandeses estaban contentos con las reformas y la sede de Hólar siguió siendo firmemente católica.
El obispo Jón Arason de Hólar resistió la conversión forzada y se negó a aplicar la Reforma.
El rey danés y sus emisarios no tomaron medidas inmediatamente contra el obispo Arason, que todavía controlaba su sede.
Esta propuesta fue rechazada y Halldórsson murió en 1550, después de adoptar el luteranismo.