Este caso mantuvo en vilo a la opinión pública durante el invierno y primavera de 1985.
A finales del siglo XIX, los enfermos mentales, especialmente los provenientes de familias de escasos recursos, yacían arrumbados en hospitales públicos escasamente preparados para albergarlos, cuando no directamente en cárceles o prisiones.
En 1915, a instancias del doctor Domingo Cabred, se creó la Colonia Neuropsiquiátrica Open Door, un asilo para enfermos mentales de régimen abierto.
Los internos tenían libertad para circular libremente por el extenso predio, incluso para entrar y salir de él ("open door" significa "de libre acceso" o más precisamente "puerta abierta" en inglés).
Cecilia regresó a Argentina, retomó sus estudios y en 1973 obtuvo su diploma de médica.
Conduciendo su Renault 6 blanco se dirigió hasta el edificio de la Dirección y Administración.
Esa noche, la doctora Giubileo recetó un antifebril a un paciente con bronquitis y fiebre alta.
Pasada la medianoche, un enfermero de apellido Novello se cruzó con la doctora Giubileo, quien le dijo que venía del pabellón, donde había atendido una urticaria.
Sus últimos pasos conocidos fueron una charla con otro enfermero y un breve entredicho con la supervisora Nélida Ojuez.
Pidió tres cigarrillos para acompañar la velada leyendo, y se retiró a su habitación.
El director de la institución, Florencio Eliseo Sánchez, no denunció la desaparición.
En 2015 se publicó otro libro, en este caso llamado El retrato de un olvido, del periodista Matías Cambiaggi.
La colonia Montes de Oca fue invadida por policías con perros, abogados, periodistas y fotógrafos.
Miguel Cano, el paciente que había ido a buscar a la doctora por un caso de urticaria y la había dejado de vuelta en la Casa Médica, decía haber visto, mientras regresaba al Pabellón 7, el furgón funerario que se llevaba el cuerpo de la paciente fallecida esa noche.
Pero también, declaraba, había visto un automóvil negro, con las ventanillas delanteras y traseras cerradas, avanzando hacia la Casa Médica.
Días después, una interna fue encontrada desnuda en una casilla rural, donde había sido violada y abandonada por un grupo de personas.
No se encontró ninguna prueba que respaldara la afirmación de la mujer.
Sin embargo, cuando lo revisaron ese lunes por la mañana frente a la Casa Médica, no tenía ni una gota de nafta.
Veinticinco años después de los acontecimientos, Francisco Merino, novio de Cecilia durante ocho años y luego amigo y confidente, recuerda las veces que ella le decía que “el trato a los enfermos mentales es desastroso”.
“La había pasado muy mal durante el Proceso y sentí mucho miedo de hacerlo”, se excusa.
Para un óbito orgánico hacen falta un lugar personalizado, personal especializado y compatibilidad genética.