Por lo general, se halla recogida en forma escrita en los llamados códigos deontológicos, habituales en esferas como la abogacía, la medicina o el periodismo, pero que deberían extenderse a cualquier otra disciplina[1] en que se trate con seres humanos o seres vivos.
Como ya se ha observado, América Latina no ha sido ajena a la apropiación de la deontología, ya que se han implementado muchos códigos deontológicos y éticos, principalmente en el área de la salud.
[cita requerida] Puede hablarse también de una deontología aplicada, en cuyo caso no se está ya ante una ética normativa sino descriptiva e incluso prescriptiva.
Un apartamiento de una norma previamente definida, en general por escrito, constituye una actitud o un comportamiento no-ético.
Por tanto, hablamos del argumento supremo que ha de orientar cualquier conducta.