Ética de la ingeniería

A medida que la ingeniería se iba convirtiendo en una profesión distinta durante el siglo XIX, los ingenieros se veían a sí mismos como profesionales independientes o como empleados técnicos de grandes empresas.

Hubo una tensión considerable entre ambos bandos, ya que los grandes empresarios industriales luchaban por mantener el control de sus empleados.

[3]​ La ASCE y la AIEE se identificaban más con el ingeniero como profesional erudito, mientras que la ASME, hasta cierto punto, y la AIME casi en su totalidad, se identificaban con la visión de que el ingeniero es un empleado técnico.

[4]​ Aun así, en aquella época la ética se consideraba una preocupación personal más que profesional amplia.

[15]​ Las sociedades profesionales han adoptado códigos de ética generalmente uniformes.

Ambas exigen a sus miembros que presten un juramento para mantener la práctica ética y lleven un anillo simbólico como recordatorio.

Resultan coincidentes por consenso internacional, los códigos que establecen principios; tanto el recientemente actualizado y publicado[19]​ por la American Society of Civil Engineers[20]​ como el difundido por el Centro Argentino de Ingenieros con cada "canon" estipulado..[21]​ El canon[22]​ establece los siguientes principios: Un dilema ético básico es que un ingeniero tiene el deber de informar a la autoridad competente sobre un posible riesgo para otros debido a que un cliente o empleador no sigue las instrucciones del ingeniero.

En casos muy raros, donde incluso una autoridad gubernamental puede no tomar la acción apropiada, el ingeniero solo puede cumplir con su deber haciendo pública la situación.

Algunos tienen que ver con la práctica técnica mientras otros enfocan consideraciones más amplias de conducta laboral / empresarial.

El primer Puente Tay colapsó en 1879. Murieron al menos sesenta personas.
El desastre de la melaza de Boston supuso un fuerte impulso para el establecimiento de licencias profesionales y códigos deontológicos en Estados Unidos.
La respuesta de William LeMessurier a las deficiencias de diseño descubiertas tras la construcción del Citigroup Center se cita a menudo como ejemplo de conducta ética.