También se usa la palabra «dalmática» para denominar a la túnica abierta por los lados, más corta que la eclesiástica, utilizada por los maceros, aunque su nombre propio es el de "tabardo".
En el ámbito litúrgico cristiano viene usándose desde el siglo IV en Roma y desde el V y VI en otros lugares, tomando su origen de la prenda del mismo nombre que fue adoptada por los romanos en el siglo II.
Las túnicas romanas continuaron siendo utilizadas por los monarcas durante el imperio bizantino, hasta que se adaptaron a la indumentaria religiosa.
Hasta el siglo XI, la dalmática era siempre de color blanco y se adornaba con los clavi y calliculae de uso romano, los cuales siguieron existiendo hasta el siglo XIII, reemplazándose entonces con galones, franjas y otras piezas bordadas; desde el siglo XV se le añaden grandes borlas pendientes de cordones que, con menor tamaño, ya se empleaban durante el tiempo que va del siglo VIII al XII.
Este collarín se ha mantenido en las dalmáticas españolas, lo que las diferencia, y en las usadas en la zona de rito ambrosiano.