El nombre procede del yacimiento tipo Villanova di Castenaso (cerca de Bolonia).[1] La cultura vilanoviana se extiende hasta el Tirreno y el curso alto del Tíber, e incluso al sur del curso bajo deja notar sus influencias, pero al mismo tiempo adopta formas variadas que reflejan las vicisitudes históricas de los pueblos capaces de asumir los rasgos principales de esta cultura.[1] Como se ve, el estudio del resto arqueológico ha ido desechando la visión de que cada fenómeno puede identificarse con una etnia, pero enriquece el panorama en una lectura en que renovación y continuidad, difusión y evolución, invasionismo y transformación, pueden conjugarse de manera coherente, pero también conflictiva, para llegar a dibujar, sin rasgos netos ni definitivos, una realidad compleja en movimiento.En los autores clásicos encontramos una tesis referente al origen de los etruscos que defiende un autoctonismo en relación con Villanova.Hoy en día domina una postura ecléctica que postula la llegada de gentes asiáticas, posiblemente de Lidia, tras las hambrunas en la zona y que pudieron afectar a los villanovianos, suponiendo un estímulo y posterior evolución.