Hacia el año Siglo XXV a. C.|2.500 A.C]], estos cazadores entran en contacto con otros grupos que ya manejan nociones de agricultura, y con el tiempo, comienza a establecerse una cultura agroalfarera en el Valle del Elqui, la cual lleva por nombre El Molle por el pueblo del mismo nombre que queda al este de la ciudad de La Serena.
Las piedras tacitas coinciden con ciertas constelaciones, lo que hace suponer una representación simbólica del cielo.
Al igual que la Cultura Atacameña y otras de actual Bolivia y Noroeste argentino, consumían polvos alucinógenos (especialmente cebil), que aspiraban con tubos de madera bellamente labrados.
Las cerámicas poseen formas verticales, vasos y jarros son asimismo comunes los platos o escudillas.
Algunas formas más complejas eran jarros con dos golletes unidos por una asa perforada a modo de regadera.
En el Norte Chico, las primeras prácticas agrícolas, seguramente sobre la base del riego artificial en pequeña escala, son ejercitadas por los portadores de la cultura El Molle.