La rotación de cultivos consiste en alternar plantas de diferentes familias y con diferentes necesidades nutritivas en un mismo lugar durante distintos ciclos, evitando que el suelo se agote y que las enfermedades que afectan a un tipo de plantas se perpetúen en un tiempo determinado.De esta forma se aprovecha mejor el abonado (al utilizar plantas con distintas necesidades nutritivas y con diferentes sistemas radiculares), se controlan mejor las malas hierbas y disminuyen los problemas con las plagas y las enfermedades (al no encontrar un huésped tienen más dificultad para sobrevivir).También se debe introducir regularmente en la rotación una leguminosa y alternar plantas que requieren una fuerte cantidad de materia orgánica,[1] y la soportan parcialmente o incluso sin fermentar (papa, calabaza, espárragos, etc.), con otras menos exigentes o que requieren materia orgánica muy descompuesta (acelga, cebolla, guisantes, etc.).En esta práctica se debe evitar que se sucedan plantas de tipo vegetativo diferente pero que pertenezcan a la misma familia botánica, por ejemplo: espinaca y remolacha = Quenopodiáceas, apio y zanahoria = Umbelíferas, papa y tomate = Solanáceas.Se han marcado en color según el resultado: malo aceptable bueno muy bueno Se indica en literal el efecto no deseado: rata
Efectos de la rotación de cultivos y del monocultivo en la granja experimental de Swojec, Universidad de
Breslavia
de Ciencias Ambientales y Biológicas. En el campo que en la foto está en primer término se aplica la secuencia de rotación de cultivos "Norfolk" (patata, avena, guisante y centeno). En el campo de atrás se ha cultivado centeno durante 58 años seguidos.