Cuando la Virgen se disponía a salir de la calle San Fernando, supuestamente una joven lanzó desde su balcón un cuenco con aguas fecales y llegó hasta el manto de la Virgen.
[1] Alonso Rodríguez, un herrero del barrio de San Lorenzo, indicó que la casa desde donde se había lanzado pertenecía a judíos y propició un ataque feroz a todos los judíos y conversos de la ciudad.
Esta matanza intentó ser parada por Pedro de Torreblanca, quien, sin embargo, recibió una herida por su oposición al ataque.
En este momento tuvo que interceder Alonso de Aguilar, hermano del Gran Capitán, quien asesinó al herrero con una lanza tras negarse a parar la masacre.
La cruz original desapareció con el tiempo, mientras que la segunda fue instalada en 1814 y permaneció en la misma zona hasta la construcción del Murallón de Córdoba en 1854.