Cabe aclarar que en esos años también se le suma un receso económico ocurrido en el vecino Brasil, a cuyos efectos Uruguay no fue ajeno.
Desde hacía muchos años, miles de ciudadanos argentinos venían depositando su dinero en el sistema bancario uruguayo, caracterizado por su seguridad (cada vez que un banco uruguayo entraba en problemas, el Banco Central intervenía con fondos), por su liberalidad (era muy sencillo abrir una cuenta) y la libre circulación de divisas (nunca se pesifican depósitos, y además es posible depositar en varias monedas).
Pronto se aceptó la importación de vacunas para enfrentar dicha problemática pero fue un duro golpe para la economía y la moral del país.
[5] Otras causas mencionadas por Steneri eran las siguientes: Todo esto implicó considerables aportes por parte del Estado para auxiliar a los bancos con problemas, que a la postre implicarían una reestructura bancaria.
[6] Muchos analistas consideran que la actuación del gobierno de Jorge Batlle Ibáñez en este caso fue irresponsable, al proporcionar considerables auxilios financieros a instituciones bancarias sin aplicar las mínimas medidas de control.
Esto provocó la caída del impopular ministro de economía Alberto Bensión.
Se declaró feriado bancario, se nombró ministro de Economía al parlamentario Alejandro Atchugarry, y también fue sustituido el directorio del Banco Central del Uruguay, cesando César Rodríguez Batlle y asumiendo Julio de Brun.
Entretanto, la cotización del dólar estadounidense se disparó, llegando a los 30 pesos uruguayos.