Corticosteroide

Las sustancias corticoideas endógenas operan fisiológicamente en el cuerpo humano, en dosis pequeñas, para controlar situaciones de estrés orgánico y atenúan las respuestas del tejido a los procesos inflamatorios, revirtiendo los síntomas de la inflamación pero sin tratar la causa subyacente.

Cuando se inicia el empleo de fármacos corticoides se corre el riesgo de interferir con la producción endógena corporal (que muchas veces suele ser suficiente para controlar el estrés orgánico inicial) e incluso en tratamientos repetidos, no controlados por un médico puede llegarse a suprimir la producción endógena con los graves riesgos que esto significa.

Por vía oral, se absorben en forma rápida y casi por completo, y por vía parenteral (IV-IM) el comienzo de la acción es rápido, con un efecto máximo a la hora de haber sido administradas.

La mayor parte de la sustancia se metaboliza principalmente en el hígado a metabolitos inactivos.

No deben emplearse para tratar resfriados comunes ni tampoco para aliviar las molestias producidas por un golpe.

También está contraindicado su uso en procesos tuberculosos o luéticos en la zona de tratamiento, afecciones virales (vaccinia, varicela, herpes...).

Bajo ningún motivo debe un paciente reiniciar la terapia corticoide sin antes consultar con el médico tratante, e incluso si el paciente desea suspender el tratamiento corticoide, debe hacerlo siguiendo las estrictas indicaciones del médico que irá disminuyendo las dosis en forma lenta y progresiva.

Estructura química del cortisol , principal glucocorticoide secretado por la corteza suprarrenal humana y el esteroide más abundante en la sangre periférica.