Las Dos Marías

[5]​ Coralia, la menor, pero más alta, era tímida y poco habladora, mientras que Maruxa, de menor estatura aunque de más edad, era la que llevaba la voz cantante.

[9]​ Vivían y trabajaban en la calle Espíritu Santo, en Santiago de Compostela.

A los quince años de edad, el combativo Manolo Fandiño Ricart ―de profesión pintor― se convirtió en su secretario general.

[8]​ Sus dos hermanos Alfonso y Antonio también se volvieron militantes del movimiento anarquista.

Las hermanas Fandiño paseaban por las calles vestidas con ropas hechas en su casa, con telas de colores brillantes y alegres.

Al principio tuvieron mejor suerte que el editor Ángel Casal, el artista Camilo Díaz Baliño, la Recachanta, el abogado Narciso Vidal Fraga, los hermanos Pasín y muchos más, que en esos días aparecieron asesinados en zanjas.

[10]​ Antonio ―sindicado como «anarcosindicalista»―[9]​ huyó al monte Pedroso (cerca de la ciudad).

La pesadilla para las hermanas comenzó cuando los falangistas trataron de utilizar a la familia para averiguar su paradero.

Vivían en la rúa del Medio, en esos años cuarenta, cincuenta, sesenta y setenta.

Las tres hermanas Maruxa, Coralia, y Sarita salían juntas a caminar.

Los que querían ayudarlas no les daban limosna directamente, sino que compraban comida, especialmente en la tienda de importación Carro, ubicada en la plaza del Toural, donde el dueño, Tito Carro, se las alcanzaba con la excusa de que eran «promociones» de empresas y no caridad.

Maruxa y Coralia ―que siempre se había querido llamar Rocío― lograron crear un mecanismo de defensa para sobrevivir: se volvieron locas, y en su locura recuperaron el sueño de la juventud.

E incluso cuando algunos estudiantes querían, con una galantería burlona, acercarse a estas máscaras de color, ellas, con la dignidad recuperada y la fuerza de la locura rechazaban ese «cortejo» diciendo en español: «¡Tú ya tienes!».

[11]​ Hasta 2014, ambas se encontraban enterradas en tumbas separadas y alejadas en el compostelano cementerio de Boisaca.

Estatuas de las Dos Marías en el parque de la Alameda, en Santiago de Compostela.
Las estatuas de Las Dos Marías vandalizadas.