El término se ha aplicado en forma de estigma contra las mujeres solteras debido al rol fundamentalmente reproductor y familiar que las sociedades tradicionales han asignado a la mujer.
Por su parte, en algunos países a los hombres solteros de edad madura o avanzada se los prejuzga de manera errónea y sumamente cruel como "homosexuales reprimidos".
Y en muchos casos lleva a algunos a pretender cortejar muchas mujeres sin que haya una relación estable con una en específico, por lo cual terminan convirtiéndose en picaflores, mujeriegos o casanovas.
Aun así, unos pocos que están movidos por la vocación religiosa, deciden reprimir sus deseos amorosos y sexuales rechazando el tener pareja y casarse con la finalidad de incursionar en el sacerdocio.
Ya en este último caso dejan de ser solterones para convertirse en célibes.