Después se trasladaron ahí un grupo de monjas cluniacenses y en 1159 las religiosas en el convento adoptaron la reforma cisterciense.
[1] En la segunda mitad del siglo xvi, sufrió grandes transformaciones al derribarse la antigua iglesia mudéjar.
Los muros están articulados con pilastras jónicas que sostienen un entablamento de gran desarrollo.
[5] El conjunto del convento gira en torno a dos patios, de los cuales el mayor está totalmente rehecho.
El claustro es perfectamente simétrico y las esquinas están formadas por la unión de dos pilares; en la planta superior los arcos son conopiales.