Consecratio

Este culto imperial se rendía a los emperadores y a los miembros de la familia imperial fallecidos y divinizados oficialmente por un decreto del senado romano.

Fue muy común acuñar monedas conmemorativas de los fallecidos divinizados, desde Julio César, que solían representar en su reverso un motivo que hiciera referencia al ritual, como el águila, símbolo de Júpiter, que transporta el alma del fallecido, una pira funeraria o un ave fénix, y la leyenda CONSECRATIO.

Esteriormente se decoraba con estatuas, cortinajes y otros ornamentos.

Finalmente, un testigo, ya fuese un senador o un sacerdote, debía confirmar haber visto al espíritu del fallecido abandonar la pira y subir hacia el cielo.

[3]​ Un componente de la consagración era la dedicatio ( dedicación), una forma de ius publicum (derecho público) llevado a cabo por un magistrado romano que representaba la voluntad del pueblo romano.

Pira funeraria junto con la leyenda consecratio en el reverso de una moneda de Marco Aurelio .
Un antoniniano del Divo Caro con la leyenda consecratio y un altar ardiente en el reverso.
Pavo real y la leyenda consecratio en el reverso de una moneda de Faustina II .