Mantuvo una alianza con la Iglesia pero no fue reconocido por los ducados de Baviera, Lorena, Sajonia y Suabia, con los que estuvo enfrentado, y a los que intentó someter, aunque fracasó.
Le sucedió Enrique I el Pajarero, su adversario más destacado pero que, según se cree, designado como sucesor por el propio Conrado al final de su reinado.
Conrado el Viejo fue asesinado,[4] al igual que dos de los tres hermanos Babenberg.
Conrado se convirtió entonces en el duque (dux) indiscutible de toda Franconia.
Desde esa posición, los conradianos rivalizaron con la dinastía Ludólfidas (otonianos) en el ducado de Sajonia.
Eligieron al vástago de los conradinos, que estaba relacionado por vía materna con el difunto rey.
Dado que Conrado I había sido uno de los duques, le resultó muy difícil establecer su autoridad sobre ellos.
Erchanger fue exiliado pero aun así logró derrotar al ejército real en una batalla cerca del lago de Constanza.
[8] En Sajonia, parece que después de varios enfrentamientos armados, Conrado y el duque Enrique lograron encontrar un equilibrio entre ellos.
Burchardo II, duque de Suabia (r. 917-926), exigió y recibió más autonomía.
Por ello fue condenado a muerte por traidor, pero el poderoso duque logró evitar la ejecución.