Además, las predicas de los sacerdotes hicieron que el populacho responsabilizara a los republicanos del desastre natural, permitiéndole reclutar más hombres.
[2] La columna monárquica apenas estuvo un día en la ciudad, pues se temía una epidemia por los cadáveres en descomposición[3] y siguió a Quíbor y El Tocuyo; Sarare también cayó rápidamente en su control.
[8] En estos momentos, las autoridades realistas formales empezaron a perder su influencia ante Monteverde y los oficiales que le acompañaban.
[19][12] Por su destacada participación, Monteverde ordenó a su segundo, el coronel Eusebio Antoñanzas,[20] último alcalde de Río Caribe,[5] marchar contra Calabozo.
[21] Antoñanzas partió con 200 fusileros a los que luego sumó jinetes de El Pao, Tiznados y Guardatinajas, llegando a su objetivo el 20 o 21 de mayo.