Sin embargo, durante este periodo no existen iniciativas de ampliar la colonización a Chiloé insular.[5] En total llegaron 1723 personas que componían 320 familias, en su mayoría alemanes, británicos, franceses, holandeses, españoles y belgas.[3][5] Por otro lado, a nivel provincial se cuestionó que el Estado dedique cuantiosos recursos a asentar colonos que no habrían tenido mayor vocación agropecuaria que la propia población del archipiélago, criticando de esa forma la actitud discriminadora del Estado para con su propia población.[3] Pese al fracaso del proyecto colonizador del periodo 1895-1897, en años siguientes siguieron surgiendo iniciativas para asentar nuevos colonos, produciéndose el arribo de 40 personas a Queilen y Laitec en 1904, y otras 65 en 1906 a Terao (Chonchi).[5] Estas iniciativas tuvieron igual fin que las anteriores, sin lograr la consolidación de colonias.[5] Al margen del acotado influjo demográfico europeo en Chiloé, se ha señalado que la activación del proceso de colonización llevó a que en 1896 se declarasen aptas para la colonización amplias extensiones del sur de la Isla grande, históricamente pertenecientes a comunidades huilliches.En 1938 aparece la novela Gente en la isla de Rubén Azócar, donde se menciona críticamente la incapacidad de los colonos por aclimatarse a la provincia, así como su posterior traslado a las ciudades portuarias para dedicarse al comercio.