Cine LGBT en Venezuela

La representación de la comunidad LGBT+ en el cine venezolano estuvo en sus inicios ligada al tono paródico o a los tópicos propios del retrato de sectores marginados, como la prostitución, la violencia y las drogas.

[3]​ El estereotipo del señor gay glamuroso explotado por Carrer se repite en Juan Topocho (1979) de César Bolívar.

Esta tendencia se repite en el documental En Venezuela es la cosa de Giancarlo Carrer (1978) que inicia la narración con el mundo nocturno de la prostitución caraqueña, incluyendo a mujeres travestis.

[4]​ Sin embargo, en otros casos el rango de temas abordados se complejiza.

Ejemplos de esto son el gay delincuente interpretado por Guillermo Dávila en Cangrejo (1982) de Román Chalbaud, La máxima felicidad (Walerstein, 1983, con guion de Isaac Chocrón) donde se expone una relación entre dos hombres: un maduro intelectual y un joven libertino; o la cinta policíaca Morituri (1984) de Philippe Toledano, donde Enzo Sbrigani, líder de una red criminal que persigue al protagonista Ray Valera, se declara abiertamente bisexual; o Macho y hembra (Walerstein, 1984), en la que los protagonistas (interpretados por Elba Escobar, Irene Arcila y Orlando Urdaneta) mantienen una relación poliamorosa.

[3]​También Luis Armando Roche retratará a unos Humboldt y Bonpland homoeróticos en Aire Libre (1997).

[12]​ Muchas de las películas abordan también otras cuestiones sociales presentes en la sociedad venezolana.

[18]​ Varias de ellas han sido candidatas venezolanas al Oscar a la mejor película internacional.

Alfredo Castro , premiado por su papel en Desde allá
Tráiler de Yo, imposible