Las chullpas polícromas eran realizadas con dos técnicas distintas, la primera consistía en hacer adobes de barro coloreado que luego fueron colocados dando forma a motivos geométricos; la otra técnica fue hacer la estructura con barro sin colorear y luego revestirla con pedazos geométricos de barro coloreado.Existen conjuntos chullparios en lo alto de cerros de difícil acceso, así como otras ubicadas en territorios llanos; en todos los casos adjuntos a territorios geográficos considerados sagrados por los constructores.Existen datos sobre el esfuerzo que hicieron varios grupos étnicos en conjunto para construir dos chullpas para el mallku Tata Paria, jefe de los «karakara», una en la ciudad de Macha (capital incaica de los «karakara») y la otra en Carata; estas chullpas fueron construidas por 5 naciones que fueron Chui, Killaka, Sora, Carangas y Karakara); este hecho nos demuestra que en tiempos incaicos los enterramientos fueron cambiando de lugar, teniendo en cuenta que la capital tradicional «karakara» fue «Chayanta», el entierro se hizo en una ubicación que le otorgó el inca al mallku.[2] Las chullpas se hallan asociadas al altiplano, pero también se han denominado chullpas a varias torres funerarias en la zona andina centro y norte del Perú (Chachapoyas, Chota, Cutervo y Canta).[2] Las chullpas del altiplano, en cambio, están asociadas a los reinos o señoríos aymaras que habitaron desde Canas y Canchis en Perú, hasta el departamento de Cochabamba en Bolivia; aun así no todos las sociedades aymaras construyeron chullpas, como lo demuestran los casos de las sociedades «karakara» del norte («karakara» del sur si presenta chullpas) y «yampará»; y no todas las chullpas parecen ser aymaras, puesto que existen chullpas con orientación oeste y norte en zonas puquinas al este del lago Titicaca.[2] Sin lugar a dudas, las chullpas sirvieron para enterrar a los «mallkus» o «líderes étnicos»; su objetivo práctico era proteger el cuerpo para poder recibir veneración, pero además servía como un recuerdo del poder que el «mallku» ejercía en vida y que seguía ejerciendo.[2] La veneración del «mallku» en la cultura andina (tanto aymara, quechua, uro y puquina) servía para fortalecer los lazos familiares.En algunos casos se han encontrado hornacinas dentro y fuera de las chullpas que pudieron contener ídolos u objetos valiosos para el mallku, en algunas chullpas se ha documentado que en aquellas hornacinas colocaban un k'ero conteniendo chicha.La tradición de las chullpas en el altiplano aparece después del ocaso Tiahuanaco (1000 - 1100), y prevalece hasta la conquista española (aprox.Por otro lado las chullpas del norte peruano, que son más antiguas (datan del «intermedio temprano») no pueden ser puestas en el mismo fenómeno que explica la aparición de la tradición chullparia en el altiplano.[2] Las diferencias entre las estructuras chullparias parecerían reflejar una identidad étnica, salvo algunos casos en los cuales existe una gran cantidad de formas y acabados en un mismo lugar.[3] Estas construcciones son posteriores a la cultura tiahuanaco, tienen su origen en los reinos aimaras, quienes las utilizaban para enterrar a la nobleza, generalmente en posición fetal y acompañada de alimentos, vestimenta y utensilios.La mayor parte de estas chullpas están dañadas debido a factores ambientales, como la lluvia y el viento.[9] Este complejo mortuorio se encuentra ubicado en la península de Sillustani en el Lago Umayo en Puno, Perú.En este cementerio considerado como sagrado para las distintas poblaciones que lo utilizaron, también coexisten construcciones circulares denominadas relojes solares.La erosión producida por la lluvia y el viento aceleran el deterioro de las chullpas, que han perdido su forma trapezoidal original.Durante el señorío Aymara habría pertenecido a Kuraka Qari ( Caro), señor importante del reino Lupaka, formando parte de Urkusuyu (Zona oeste del lago titicaca, tierras altas).