La cultura de la cerámica cordada es un vasto horizonte arqueológico europeo que comenzó a despuntar a finales del Neolítico regional (la Edad de Piedra), alcanzó su apogeo durante el Calcolítico (la Edad del Cobre) y culminó a principios de la Edad del Bronce (o sea, entre el 2900 y el 2450/2350 a. C.).
Esta cultura arqueológica se extendió por toda la Europa del norte y oriental, desde el río Rin en el oeste, hasta el río Volga en el este, incluyendo buena parte de lo que actualmente son los siguientes países: Es contemporánea del complejo cultural campaniforme, el cual aparece de forma totalmente independiente en el estuario del río Tajo (península ibérica), hacia el 2900 a. C.,[2][3] solapándose en su área de distribución más occidental con aquel, al oeste del río Elba.
Esta circunstancia pudo haber contribuido a la distribución paneuropea del campaniforme.
[8] Entre los animales domesticados se incluían caballos, bueyes y vacas, cuya leche fue usada sistemáticamente en el área limítrofe norte de los Alpes desde el 3400 a. C. en adelante.
Las ovejas son encontradas más fácilmente en la parte occidental de Suiza, donde, posiblemente, utilizaban su lana.
[12] La inhumación se producía bajo un suelo que quedaba llano o bajo un pequeño túmulo.
Originariamente debió de haber alguna construcción en madera, ya que, con frecuencia, las tumbas se colocaban en línea.
A pesar de ello, todavía hay quien sostiene que el celta, alemán, báltico y eslavo pueden ser rastreados hasta este horizonte arqueológico.