También suelen ser críticos con el ecumenismo, porque creen que difumina la línea divisoria entre el catolicismo y el resto de religiones.
Las órdenes tradicionalistas más radicales defienden el sedevacantismo: afirman que el papa actual no es legítimo y niegan su autoridad.
La sociedad tradicionalista más numerosa es la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, fundada por Marcel Lefebvre en 1970, y puede incluirse dentro de este tercer grupo.
[1][2][3][4] Muchas de las tesis contrarrevolucionarias y antiliberales del siglo XIX han sido rescatadas por el catolicismo tradicionalista.
Con el paso del tiempo, algunos grupos tradicionalistas que estaban señalados como 'desobedientes', se han reconciliado plenamente con la Iglesia Católica aceptando el Magisterio del Concilio Vaticano II (entre estos grupos puede mencionarse la Fraternidad Sacerdotal de San Pedro, sociedad de sacerdotes que celebran la liturgia tridentina[6][7]).
Otros grupos, como la Fraternidad Sacerdotal San Pío X (FSSPX) fundada por Lefebvre,[8] siguen en situación irregular.
Para los sedevacantistas, tras la muerte de Pío XII no han existido papas verdaderos en la Iglesia católica, por lo que la Sede Romana se encuentra vacante, usurpada por modernistas.