La pericia determinó que fue estrangulada y sofocada, provocándole la muerte en menos de cinco minutos, tras un intento de violación sexual no consumado, aunque sí se dio por probado un abuso sexual.
El caso inmediatamente atrajo inmediata atracción mediática y múltiples especulaciones, aunque la confesión del portero del edificio, Jorge Mangeri —quien luego sostuvo que fue instigado a confesar por la policía— y una posterior prueba genética determinaron con claridad la autoría de Mangeri del crimen, ratificada luego judicialmente en todas las instancias judiciales posibles en el país.
Las afirmaciones sobre supuestas torturas para confesar el crimen nunca pudieron ser probadas e incurrieron en diversas contradicciones.
Seattone fue condenado por falso testimonio en 2023, ya que había mentido para favorecer a su primo con este relato.
La investigación determinó que Mangeri, al ver ingresar a la adolescente el 10 de junio al edificio, mediante un ardid la llevó a algún lugar común del edificio donde podrían encontrarse solos, no habiéndose determinado si fue el sótano del inmueble o bien un espacio en refacción cercano a la vivienda familiar.
Utilizó su coche Renault Megane 1998 para trasladar los restos a un contender de basura cercano.
Algunos medios fueron criticados por el sensacionalismo dado al caso y las especulaciones tendientes a fomentar la morbosidad.
Por otro lado, la adolescente solía frecuentar grupos otakus, por lo que ciertos medios comenzaron a tejer conjeturas al respecto de su vinculación con estos.