[2] La vida urbana en la zona no logró gran desarrollo en la época colonial, concentrándose gran parte de la población en torno a sectores rurales desenvolviéndose en trabajos agrícolas(haciendas) o mineros, esto produjo un impacto negativo en La Serena convirtiéndola durante el siglo XVIII en una ciudad de exiguas entradas económicas y de escasa población.Las viviendas privadas hasta inicios del siglo XIX eran de humilde factura, siendo las únicas construcciones destacadas hasta esa fecha las realizadas por las iglesias, que traían piedra labrada del Alto de Peñuelas.En 1845, don Alejandro Aracena Salamanca, quien era un comerciante y rico minero de La Serena, encarga al carpintero inglés Samuel Averell la construcción de una vivienda para uso familiar.[3] Se puede visitar y recorrer el interior del edificio pidiendo autorización en la entrada.Además, posee un patio empedrado con huevillos, que son pequeñas piedras de formas redondeadas traídas del río y que se agrupan formando diseños geométricos.