Ocupó varias posiciones relevantes en las presidencias de Manuel Oribe, con quien colaboró estrechamente.
Su familia gozó de buena posición social y su padrino fue Carlos Anaya.
Por esa época comenzó a escribir en periódicos como El Defensor de las Leyes, El Eco Oriental y El Republicano.
La misma junto a otros de sus textos fueron recogidos en la publicación El Parnaso Oriental.
Se retiró de la vida política al terminar la Guerra Grande, escribió sus memorias y vivió sus últimos años con ciertas dificultades económicas.