Carlos Salazar Herrera
Pasó luego al Banco de John M. Keith y cuando el banco cerró sus puertas, aprovechó sus habilidades con el crayón y decidió tener una oficina privada de dibujo.En 1928 participó en un concurso donde presentó su tesis por la renovación artística costarricense, y ese mismo año gana un accésit por su relato “La Piedra de Toxil”, en un certamen literario organizado por la Editorial Costa Rica.Hacia 1934, se entregó frenéticamente a grabar cedros, caobas y otras maderas duras, realizando una estimable labor gráfica.Escribió en 1947 “Cuentos de Angustias y Paisajes”, que publicó en la Editorial El Cuervo y que en poco tiempo se destacó como uno de los más importantes libros en el campo del cuento costarricense.Ilustrado por grabados de madera realizados por él mismo, ésta se considera como su obra más representativa.Posteriormente, en 1958, se le nombra vicedecano de esta misma facultad, cargo que desempeñó por dos años.En sus expresiones literarias, se encuentra la representación de lo costarricense: hombre, acontecimiento, y paisaje.Los Cuentos son pequeñas escenas en conjunto que provienen de una cotidiana realidad costarricense.La bruja Elvira entró por la puerta azul de la casa blanca y cogió la escoba.Se considera a la misma vez que la obra de Salazar resulta tanto poética como narrativa, .Aunque en la mayoría de los relatos predomina un patrón negativo, El puente, La ventana, y El novillo se deben de tomar en cuenta como los cuentos con final positivo (aunque exista angustia como parte del fondo).Los cuentos de Salazar Herrera son dominados, como el título dice, por la angustia.