[3] A estos escasos y tardíos testimonios literarios cabe agregar, para el conocimiento de estos pueblos protohistóricos, la información que proporcionan algunos documentos arqueológicos, aunque desigualmente repartidos por el territorio ocupado por los caristios, con mayor densidad en Álava.[6] No hay constancia de inscripción alguna en lengua caristia, salvo topónimos y antropónimos, y los historiadores antiguos no hicieron mención alguna a la filiación étnica de los caristios, salvo su proximidad a los veneses, por lo que los únicos indicios para determinar la familia lingüística a la que pertenecieron son los proporcionados por la toponimia antigua y actual, así como por los antropónimos antiguos.En este sentido, y para una época más tardía, al estudiar la lengua hablada en los comienzos de la Edad Media en el actual País Vasco, José María Lacarra escribía en 1956:[15] Enterramientos colectivos de tipo dolmen y la irrupción del vaso campaniforme en el Calcolítico, muy bien representado en el País Vasco, con los cambios sociales asociados y la sustitución de los enterramientos colectivos por los individuales, evidencian esos contactos con otros pueblos europeos —y no necesariamente invasiones— en un proceso común al recorrido por los restantes pueblos peninsulares.Ptolomeo (II,6,8 y II,6,64) los sitúa entre el río Deva, en la provincia de Guipúzcoa, y el río Nerva (Nervión), en un territorio con forma más o menos triangular, llegando por el sur hasta Trifinium, el actual Condado de Treviño.Ese silencio, no obstante, para autores como Ildefonso Gurruchaga, se podría explicar tomando como punto de partida los datos proporcionados por Ptolomeo y Pomponio Mela, que tampoco mencionaba a los caristios en su Chorografia, escrita hacia el 45 d. C., por la existencia de una afinidad étnica entre caristios, autrigones y várdulos propiamente dichos, genéricamente descritos todos ellos como várdulos por Mela e Hydacio.