Capilla flamenca

Después de su matrimonio con Juana I de Castilla (1496), la capilla lo acompañó a la cumbre en Toledo, en 1502, y nuevamente a España en 1505, donde murió repentinamente en Burgos en 1506, aunque no fue enterrado durante tres años hasta que su viuda Juana fue internada en 1508, cuando la Grande Chapelle regresó a Bruselas.

Margarita aseguró una educación musical completa para su sobrino Carlos y su hermana mayor María de Austria.

Carlos V, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, alcanzó la mayoría de edad en 1515, lo que le permitió gobernar los territorios de Borgoña que había heredado.

Obtuvo el trono de España en 1517, junto con la capilla coral de su abuela, Isabel la Católica, y posteriormente, en 1519, Carlos se convirtió en Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.

Sus maestros de capilla incluyeron a Adrien Pickart, Thomas Crecquillon, Cornelius Canis y Nicolas Payen.

Nicolas Gombert ocupó el cargo de maestro del coro hasta su caída en desgracia.

Carlos nombró a su hijo Felipe regente de España en 1543 y luego abdicó por completo en 1556, con Felipe recibiendo España, los Países Bajos y las posesiones en el Nuevo Mundo, mientras que el hermano menor de Carlos, Fernando, recibió las tierras austrohúngaras del Imperio.

[3]​ Felipe IV había sido educado de niño por Romero, a quien sucedió como maestro en 1634 Carlos Patiño, ascendido desde la capilla real menor del Real Convento de la Encarnación.

Durante el reinado de Carlos I, la capilla también contaba con doce trompetistas y un timbalero que actuaban, entre otras cosas, durante las Joyeuses Entrées y banquetes.

Clérigos, capellanes y funcionarios administrativos pertenecían a la Capilla Pequeña.

Estas directivas eran muy restrictivas: así los cantores no estaban autorizados a tocar las campanas sin antes pedir permiso al maestro de capilla.

Los niños recibían una beca que les permitía estudiar durante tres años en los Países Bajos, por ejemplo, en la Universidad de Lovaina, para volver a capacitarse.

Tan pronto como alcanzaran la edad de muda, y mientras todavía tuvieran una hermosa voz, los cantantes tenían prioridad para ser recontratados.

Allí continuaron la tradición, incluyendo la de la ocupación del coro por flamencos.

Carlos I recibió una educación musical muy completa y durante su reinado promocionó la capilla flamenca.