La tercera hipótesis apunta a que la construcción se inició al tiempo del claustro, en 1389.
Se accede por una portada gótica, adornada de follajes, crestería y rematada por un jarrón sobre la clave del arco.
Sobre el mismo hay una escena escultórica de la Anunciación, cuyas figuras tienen un tamaño casi idéntico al natural con el Padre Eterno y el Espíritu Santo, este último representado en pintura.
El arzobispo Pedro Tenorio, —cuya vida duró tan sólo unos meses después de acabada la obra—, ordenó que se bajara el nivel del pavimento para evitar esa imagen estética que no le gustaba, consiguiendo así una mayor altura de la capilla.
[2] Los sarcófagos están colocados sobre figuras de leones y alrededor, en los lados laterales se encuentran grabados bajo arcos lobulados personajes de santos, una diferencia que se observa entre ambos, es que la sepultura correspondiente a Pedro Tenorio se encuentra a una altura del suelo algo superior que la de su sobrino.
Antonio Veneciano es reconocible en la Crucifixión por su destacado colorismo, pero también está presente la mano de Starnina que se parece a la documentada obra del mismo autor en Valencia, en el retablo de Bonifacio Ferrer.
En cualquier caso, la presencia de al menos tres maestros florentinos es plenamente aceptada.
La apertura se volvió a realizar por mandato del cardenal Luis Manuel Fernández Portocarrero.
Las que se encontraban en la parte superior de la cornisa mantenían todavía la frescura de su época aunque deterioradas parcialmente por los dos grandes problemas que había tenido la capilla: la humedad, endémica desde sus inicios, y las deficientes restauraciones.