Capilla Brancacci

Sin embargo Masaccio murió con solo 27 años en el 1428 durante un viaje de estudios a Roma, dejando la obra incompleta.

La decoración de la capilla solo fue terminada en los años 1480 por Filippino Lippi, que buscó mantener el estilo del maestro obteniendo un buen resultado.

Se sigue el esquema característico de la pintura florentina al fresco, consistente en ordenar las composiciones como si fuesen cuadros colocados en el muro, y, para destacar esta idea, cada escena está enmarcada por pilares clásicos y capiteles corintios pintados, con una cornisa.

El programa iconográfico se ha interpretado en relación con la personalidad del comitente: Felice Brancacci había sido uno de los primeros cónsules del mar de Florencia en 1421, y entre 1422 y 1423 fue embajador en El Cairo.

El pago del tributo es, posiblemente, la escena más famosa de la capilla.

Se ubica en el muro superior izquierdo, con figuras de Jesús y Pedro mostradas en una narrativa en tres partes.

No obstante, algunos autores han señalado intervenciones de Masolino en esta pintura.

Tras el éxito del apóstol, Teófilo y numerosos habitantes de la ciudad se convirtieron al cristianismo.

En la Resurrección del hijo de Teófilo, Masaccio pintó el pavimento en perspectiva, enmarcado por grandes edificios para obtener profundidad de campo y espacio tridimensional en el que las figuras se colocan en proporción a lo que les rodean.

La escena San Pedro cura a los enfermos con su sombra, realizada por Masaccio, se encuentra en el centro del muro inferior.

El hombre curado milagrosamente (en pie y con las manos juntas) es tal vez un retrato de Donatello.

En esta obra se puede apreciar plenamente la diferencia entre la obra de Masaccio y el coetáneo estilo gótico internacional: las figuras aparecen modeladas plásticamente, con una fuerte graduación hacia la profundidad, lo que Masaccio consigue mediante un contraste de luces y sombras.

En este fresco el pintor Filippino Lippi está representado como uno de los personajes, en autorretrato.

Pegó tan fuerte a Miguel Ángel que "aplastó su nariz como si fuera una galleta" (según Benvenuto Cellini), deformando para siempre la cara del famoso artista.

En 1781 sufrió importantes deterioros a causa de un incendio que ennegreció los frescos.

Una restauración realizada entre 1988-1990 quitó la pintura añadida, así como el polvo y la suciedad, volviendo al color original.

La Capilla Brancacci en la Iglesia de Santa María del Carmine , en Florencia .
La expulsión de Adán y Eva del paraíso terrenal ( Masaccio )
Martirio de san Pedro , detalle: Autorretrato de Filippino Lippi , que completó las pinturas a finales del siglo XV .
La expulsión de Adán y Eva del paraíso terrenal , antes y después de la restauración.