Ananías

Se le envió a Roma en el año 52 para ser juzgado con relación a ciertas dificultades que habían surgido entre los judíos y los samaritanos, pero el emperador Claudio I lo absolvió.Siempre según dicho relato, Ananías ordenó que se golpeara a Pablo en la boca.La reacción de Pablo fue predecir que Dios le devolvería esa mala acción, y lo llamó «pared blanqueada» o «pared encalada» porque violaba la ley en lugar de atenerse a ella.El autor de Hechos afirma que, después del juicio, Pablo fue llevado a Cesarea y que allí viajó también Ananías acompañado de ciertos ancianos y un orador público para presentar los cargos delante del procurador Félix (Hechos 24:1).En la historia extrabíblica se le presenta como un hombre altanero y cruel, cuya conducta se distinguió por su codicia, tanto durante el ejercicio del sumo sacerdocio como después.