Es famosa por albergar una de las obras maestras del arte renacentista: la capilla Brancacci, decorada por Masaccio y Masolino finalizando las labores Filippino Lippi.En 1771 fue víctima de un incendio que destruyó casi por completo su interior, salvándose milagrosamente la capilla Brancacci.El incendio no afectó tampoco a la antigua sacristía, que aún conserva la pintura Las Historias de Santa Cecilia, atribuida a Lippo D'Andrea (alrededor de 1400).El amplio complejo fue objeto también de numerosas destrucciones, incendios, reconstrucciones, bombardeos, sufriendo incluso una inundación en 1966.El convento es visitable, al igual que la capilla Brancacci, a la que se accede por un lateral del mismo, no pudiéndose acceder a ella desde la misma iglesia.