Esa sería su primera decepción, puesto que al acabar el asedio, encontraría que Shuiski solo le daba una parte del dinero acordado en Viborg para pagar a los soldados.
Queriendo sorprender en la retaguardia a Zolkiewski, las tropas ruso-suecas dieron un rodeo por el norte.
La batalla tuvo lugar en Klushino, siendo una tremenda derrota para las fuerzas de la coalición.
Tras ese desastre militar para los intereses de Basilio IV, éste perdió casi todos sus apoyos, y se empezó a aceptar que Vladislao IV Vasa, hijo de Segismundo III Vasa, sería el nuevo zar.
Las tropas suecas exigieron Kexholm y, al no recibirlo, dieron comienzo a la guerra de Ingria.