Música de cámara
Esto viene inducido por el acceso de la burguesía a la práctica instrumental y a los conocimientos musicales y también porque, económicamente, una agrupación de cámara era mucho más rentable que una orquesta.Hay dos detalles que permiten caracterizar cabalmente una obra de cámara: 1) cada músico toca una parte diferente y 2) no hay director; los músicos deben estar situados de manera que puedan mirarse entre sí, para lograr la mejor coordinación.No se incluyen las obras para instrumentos solos (eso deja de lado toda la literatura para piano solo y composiciones como las sonatas y partitas para violín o las suites para violonchelo, de Bach).La palabra cámara implica que la música puede ser ejecutada en una habitación, con una atmósfera de intimidad.Esto se debe quizás a que su sonido potente no es adecuado para la atmósfera intimista propia del género.En la segunda mitad del siglo XVIII, los gustos empezaron a cambiar: muchos compositores preferían un nuevo estilo Galant más ligero, con "textura más fina, ... y melodía y bajo claramente definidos" a las complejidades del contrapunto.Los mecenas y músicos encargaban a los compositores que escribieran suites adecuadas de danzas y melodías, para grupos de dos a cinco o seis músicos.Estas obras se llamaban serenatas, nocturnos, divertimenti o cassations (de gasse=calle).En el periodo clásico se desarrollaron nuevas formas, siendo la más importante el cuarteto de cuerdas.Además, en esos trabajos Beethoven llegó al límite de la armonía aceptable en su tiempo (1820 aprox.Por otra parte se crean ensambles de grandes dimensiones que deben ser dirigidos.En múltiples ocasiones se recurre al director dada la dificultad rítmica de las obras.Generalmente no existe un director visible, pero siempre hay un músico que lidera el grupo y hacia el cual se dirigen las miradas de los demás; en el caso del cuarteto de cuerdas es el primer violín.