La primera camarera mayor se nombró de facto para su nuera, la emperatriz Isabel de Portugal, en 1526.
Dirigía todo lo relativo a la etiqueta y organización de la Casa de la Reina auxiliada por el mayordomo mayor de esta.
En esta función le correspondía señalar las audiencias a conceder por la soberana.
Asimismo, en esta área de la Real Casa - la Camareria- existió, mientras vivió la Reina viuda, una Camarera mayor de la Reina madre con igual categoría y tratamiento que la Camarera mayor de palacio.
Este cargo palatino tenía asignado un sueldo anual de 6000 pesetas anuales y disponía de oficina y cuarto propio en el Palacio Real de Madrid.