[2] En virtud a una suerte de «pacto de familia» surgido del matrimonio de Santiago Alba, diputado liberal por Valladolid, con su prima Enriqueta Delibes Cortés, Silió pudo afianzarse como figura preeminente del jefe del conservadurismo local en Valladolid, y gracias al apoyo de Alba, lograr acta de diputado, con el coste de supeditar su acción política a la del albismo.
Dicho Decreto suponía el reconocimiento de la autonomía administrativa de las universidades y su capacidad para tener sus propios estatutos, establecer sus propios planes de estudio, nombrar profesorado o elegir a su propio rector.
Pero el Decreto Silió no sólo reconocía la autonomía de las universidades, sino que además tenía en cuenta los recursos financieros necesarios para que esa autonomía fuese efectiva, y les reconocía a las universidades su autonomía financiera y la posibilidad de que los profesores -incluso los alumnos- participasen en el gobierno de los centros.
[4] Silió, que a comienzos de 1931 participó en la creación del efímero Centro Constitucional, ya proclamada la Segunda República, fue más tarde miembro fundador del partido Renovación Española.
[10] Durante el período republicano fue elegido vocal del Tribunal de Garantías Constitucionales por los colegios de abogados; obtuvo el mayor número de votos en el gremio junto con José Calvo Sotelo, ambos destacados como políticos monárquicos hostiles a la Segunda República;[11] resultó proclamado vocal titular en el Tribunal en representación de los colegios, suplente el también monárquico Eduardo Martínez Sabater e incapacitado Calvo Sotelo.