El municipio se encuentra situado en un llano a la falda de un pequeño cerro al sur en el valle del Tiétar, entre la Sierra de San Vicente y la Bantera.
[2][3] En el siglo XIX se comenta que el término «comprende mucho monte de encina por todas partes».
Por entonces contaba con 110 casas y una escuela dotada con 1100 reales al que asistían 30 niños.
Hacia mediados del siglo XIX, el lugar tenía contabilizada una población de 402 habitantes.
[7] En el municipio se ubican también las ermitas de San Sebastián y del Buen Suceso.