Las tierras fueron regaladas por Childerico II al poderoso abad de Saint-Denis, que fundó varios monasterios.
Felipe Augusto compró la mayor parte del bosque a los monjes de Saint Denis para crear una reserva de caza real en estas tierras.
Al conducir a través del Bois de Boulogne no mucho después de su regreso de Inglaterra, comentó a sus compañeros ''Debemos tener un arroyo aquí, como en Hyde Park, para dale vida a este árido paseo” Transformó el Bois en un parque del estilo informal que él había conocido en Inglaterra.
[4] En los años siguientes fue rediseñado de forma informal abriéndose espacios de césped y poblándolo con hojarazos, hayas, cedros, castaños, olmos y plantas exóticas como secoyas.
Todos las alamedas (allées), con la excepción del Allée Reine Marguerite y la Avenida Longchamp, se diseñaron con un trazado sinuoso: hay treinta y cinco kilómetros de sendas para peatones, ocho kilómetros de caminos para bicicletas y veintinueve kilómetros de caminos para carros.