La mitad sur del término municipal es recorrida por el río Corneja y varios arroyos que vierten al mismo.
Con anterioridad se había estudiado otro altar rupestre denominado Canto del Mortero,[3] imponente roquedo granítico en el cual se ha tallado un conjunto de entalladuras que facilitan el acceso a la parte superior de cronología Bronce final.
La derrota de aragoneses y navarros en la batalla de Olmedo sitúa a la monarquía castellana en su punto álgido, debilitando al mismo tiempo la disensión interna representada por el estamento nobiliario.
La historia comienza cuando Monseñor visita lo poco que quedaba de la antigua iglesia situada extramuros y planea la construcción de una nueva y más amplia.
Hecho esto, y llegando al espacio que ocupa la torre (aún sin construir), el ábside amenazaba ruina debido a los empujes de la nave; es entonces cuando se decide hacer los contrafuertes.
Al poco tiempo se planea la construcción de la torre-campanario.
Pero hasta el siglo XVI (aproximadamente 1513) no finalizaron todas las obras de esta pequeña catedral.
El antiguo retablo mayor, dedicado a San Martín de Tours, se hizo en 1514.
[7] El reloj mecánico y la importantísima[cita requerida] campana horaria se fabricaron en 1520.
Esta actuación incluyó la electrificación del toque, dado que ya no se podía hacer manualmente, mediante electromazos instalados en uno de los lados.
En 2006, debido a los repetidos toques, el cimbalillo quiebra y deja de sonar; en la actualidad esta campana (la más antigua) sigue quebrada.
Se reproducían todos los toques tradicionales excepto el volteo general debido al mal estado de los yugos.
También desde aquí se interpretaban mediante cuerdas y poleas los toques de las campanas en su debido momento.
La gran iglesia de San Martín empequeñece la porticada plaza medieval.
El edificio del ayuntamiento con un bello escudo fue construido bajo el reinado de Carlos III, en 1779.
Son tres penitentes vestidos con túnica y capucha negra que salen de la iglesia.
Recorren el pueblo uno tras otro a una distancia de unos cien pasos y tocan diferentes instrumentos a un ritmo repetitivo: el primero lleva una campana, el segundo un tambor y el tercero un instrumento de viento.
Hay pocos asistentes a la procesión y la gente la contempla con el recogimiento necesario.
Ahora quieren dinero, pero antes se conformaban con dulces, frutos secos y aún mejor si caía algo más nutritivo como dice la canción de Bonilla de la Sierra: Si me das el aguinaldo, no me lo des en bellotas; que tengo la alforja rota y no caben más que tortas.