Castillo de Bonilla de la Sierra
El origen del castillo, y del recinto amurallado del que forma parte en su extremo noroeste, parece remontarse al siglo XII, pero es a partir del XIV cuando es objeto de importantes reformas y labores de mantenimiento que se reflejan en distintos escudos conservados, correspondientes a los obispos que emprendían las obras.En el residirán los obispos la mitad del año, sobre todo en época estival, si bien, algunos, como el obispo Miguel Fernando Merino fueron criticados por permanecer casi todo su mandato sin salir de Bonilla.En 1655, Bernardo Atayde de Lima Perera volvió a remodelar la torre y fortaleza, quedando, el palacio, según sus palabras como espléndido edificio; otros prelados como José del Yermo y Santibáñez (1726), y Fray Julián de Gascuña (1793) emprendieron obras importantes, este último, por ejemplo, gastó en el palacio 20.600 reales[3] Hasta el siglo XIX, en que la Desamortización lo desvincula del obispado, no sólo es vivienda estacional, ya que se habitó durante el traslado -a partir de 1771- del Palacio Episcopal de Ávila, donde lo que hoy constituye la Casa de la Cultura a su emplazamiento actual.En origen al castillo se ingresaba por el lado occidental, protegido por el cubo de la esquina y la torre del homenaje; más tarde, se abrió otra puerta en la esquina suroeste y un acceso en alto en el homenaje, fuera del recinto: Además en la actualidad se conservan las poternas de arco de medio punto, muy restauradas, que se utilizaban en situaciones de peligro.La fábrica primitiva data de mediados del siglo XIV, con patio central cuadrado alrededor del cual se distribuyen las estancias, hasta en tres alturas, construidas la mayoría a raíz de la reforma llevada a cabo en el XVI: el porche, la panera formada por tres habitaciones, la torre del homenaje, las caballerizas de ladrillo y adobe, y el llamado patio de los conejos.