Además observaron que para una buena dispersión del material radiológico requerían de unas condiciones atmosféricas ideales.
Estos ejemplos de accidentes con fuentes huérfanas nos muestran lo graves que pueden ser las consecuencias si no se trata adecuadamente la emergencia.
Según la OIEA, la Nuclear Regulatory Commission (NRC) estadounidense y otros estudios realizados por diferentes organizaciones, los radioisótopos con más posibilidades de ser usados son: Quizá la fuente intensa que más llama la atención son los GTR (RTG en inglés), con un contenido en Sr-90 comparable a la cantidad de este isótopo vertido en el accidente de Chernobyl (aunque por supuesto la actividad total vertida en este accidente superaría con creces a la emitida por una bomba sucia).
Es más probable su uso estratégico pero incluso éste resulta bastante peligroso ya que puede convertirse fácilmente en un arma de doble filo.
Tanto la OIEA (Organización Internacional para la Energía Atómica), la ICRP (International Comission on Radiological Protection), la HPS (Health Physics Society) y otros organismos, están de acuerdo en afirmar que los efectos inmediatos a la salud no serán mayores que los producidos por el explosivo en sí mismo.
Cuanto más densa sea la ciudad los gastos por descontaminación y limpieza de la zona serían mayores.
Si la zona fuera evacuada y descontaminada convenientemente aumentarían muy considerablemente los daños económicos (serían métodos muy caros y se debería reubicar temporalmente a las personas), pero los casos calculados de cáncer inducidos (a partir de la dosis proyectada) se reducirían considerablemente.
Sin embargo, la radiación alfa dentro del cuerpo tiene un peligro o Efectividad Biológica Relativa (RBE) 20 veces mayor que los otros dos tipos.
Se recomienda que los responsables políticos: 1- Posean planificaciones ante este tipo de emergencias detalladas, simples y bien estructuradas.
Generalmente da mayor confianza que sean personal científico y sanitario quienes den la última información disponible.
3- Se trate e informe lo antes posible a las personas afectadas por la radiactividad sobre las consecuencias que pueden tener en su salud.
4- Se comiencen las intervenciones (descontaminación, evacuación, profilaxis u otras) planificadas de antemano con la mayor rapidez posible y aconsejada por la situación.
El comportamiento de una bomba sucia es complejo, pudiendo afectar a una zona amplia si el material radiactivo se convirtiera en un polvo suficientemente fino como para ser transportado por el viento (aerosol), o a una pequeña zona si el polvo no fuera suficientemente fino o las condiciones atmosféricas fueran desfavorables (lavado por la lluvia).
Mediante el programa HOTSPOT desarrollado por el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore se han simulado diversas situaciones hipotéticas de emisiones radiológicas en zonas urbanas densas como Manhattan.
4- Encienda la radio o la televisión para conocer las posibles actuaciones recomendadas por las autoridades y aguarde manteniendo la calma.
Para los servicios sanitarios así será más fácil contener la contaminación, desplazar sus dispositivos de emergencia y atender a los afectados.
6- Bajo ningún concepto debe acudir a curiosear al lugar del incidente; solo conseguiría incrementar las posibilidades de resultar afectado.